¿Cuándo sería aconsejable que el educador acuático entrara al agua para enseñar?

Lejos quedan algunos de los utensilios que hace años se utilizaban para solventar el alejamiento desde el bordillo del educador acuático al enseñante, que, por su simple utilización, ya aumentaban la distancia real y emocional entre ambos. Sin embargo, si bien la ubicación del socorrista y/o profesional acuático ha sido descrita desde el punto de vista de la seguridad objetiva, lo cierto es que no se ha hecho desde la perspectiva metodológica y educativa de cada uno de los programas acuáticos que se pueden encontrar en las piscinas. Aunque la evidencia en diferentes áreas educativas nos apunta que una mayor cercanía del enseñante a la hora de realizar el feddback (en cualquiera de sus posibilidades) es más efectiva cuanto menor sea la distancia con el practicante, debido a que aumentará la confianza de éste y será capaz de asimilarlo mejor, en el ámbito acuático no disponemos de relación con la práctica de forma específica. Por ello, la aplicación de las teorías de la enseñanza en general, unido al estudio de las necesidades de las prácticas acuáticas, nos lleva a concretar que el personal que enseña en el medio acuático tiene que estar preparado para introducirse en el agua o quedarse fuera, en función del objetivo de la misma. Aunque parece claro que la cercanía del educador, y en muchos casos hasta el contacto con la piel, conllevará una mayor seguridad y una mejor conexión emocional con los practicantes, suponiendo un beneficio en el aprendizaje, también es cierto que existe la necesidad de colocarse fuera del vaso cuando se presentan tareas que precisan de corrección de posturas y trabajos específicos. Como conclusión, se recomienda la impartición de la clase desde el exterior de la lámina de agua en circunstancias como: aprendizaje y práctica de los deportes acuáticos (natación, waterpolo, sincronizada y saltos), en planteamientos concretos de mejora de la fuerza (donde la corrección de la postura es muy importante), clases con ritmo, dirección de acciones jugadas con grandes grupos, etc. Por otro lado, se propone que el profesional acuático pueda actuar desde dentro del agua en momentos concretos donde exista menor número de participantes y/o clases reducidas donde predomine la intimidad, propuestas donde la necesidad de corrección postural necesite manipulación, demostración de manejo de materiales específicos, acciones terapéuticas, relajación específica y dirigida, situaciones de hidrofobia o excesiva inseguridad del practicante, etc.

Dra. Apolonia Albarracín

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